Obtener la paz emociona y motiva a todos los sectores productivos del país porque sin viabilidad industrial en las regiones no habrá empleo para los miles de hombres y mujeres reincorporados a la vida civil, no habrá proyectos productivos impulsados por la empresa, no habrá recursos para la inversión social y no habrá por lo tanto desarrollo regional que será el verdadero motor durante el posconflicto.
Esa paz auténtica y legítima que impacte la economía rural solo se puede construir con una armonía entre los protagonistas de un nuevo capítulo que vivirá la Colombia en adelante. Un modelo de visión compartida que agrupe a estos actores bajo propósitos concretos, estratégicos y realizables, todos tirando hacia un mismo horizonte y trabajando bajo los ejes del éxito: generación de consensos, voluntad política, líderes movilizadores y constructivos, e ideas innovadoras.