Por: Ángela López – Consultora Senior

En una época donde la tecnología se ha convertido en el centro de nuestras vidas, donde la información está a cinco segundos de nuestras manos, con solo deslizar nuestro pulgar, tenemos todo un mundo de información y entretenimiento en donde nos hemos convertido en partícipes de información. Generando contenidos que no solo son observados por nuestros seguidores, sino que se convierten en interacciones para todas las audiencias en línea.

Todo lo que comentamos, publicamos o resaltamos determinan muchas veces lo que nos define y lo que somos nosotros en la red. Ahora, si en nuestros entornos que son “controlados” y limitados, estamos siendo observados imaginemos lo que sucede con las organizaciones que están abiertas a recibir toda clase de información y comentarios de audiencias propias y externas a ellas.

De esta manera, los departamentos de comunicación han tenido que iniciar sus procesos de cambio hacia formas más eficientes de entregar información a sus audiencias, no solo está en contar que son efectivas, rentables, amables con sus colaboradores o que manejan un buen gobierno corporativo,  presentar cifras o datos que muchas veces para sus lectores no aplican a la realidad; las organizaciones también  necesitan implementar estrategias menos masivas y más direccionadas a cada uno de sus grupos de interés.

Ahora, ¿cómo llevar a la práctica del día a día estos nuevos cambios en el posicionamiento de las organizaciones, no solo de su marca, sino de su reputación?, ¿cómo las áreas de comunicación pueden utilizar estas nuevas herramientas para el posicionar confianza entre sus grupos de interés? o, ¿cómo gestionar sus riesgos en una época donde las crisis nacen de un mínimo comentario?

Es ahí donde los CEO deben poner un “freno” al modelo de gestionar sus áreas para generar procesos innovadores que los lleven a entender los cambios de los últimos años, pasar de medios tradicionales para interactuar a nuevos medios que permitan una escucha efectiva de sus audiencias a las necesidades que estas tienen.

Pasamos de comunicaciones más “rígidas” en la interacción en el que las expectativas e intereses estaban más al lado de las empresas, a tener que entender las expectativas e intereses de sus entornos.

De aquí en adelante los procesos de comunicación inician un nuevo camino en el modelo de gestión, con la generación de nuevos protocolos que se adapten rápidamente a la manera de informar, creación de mensajes efectivos y preparación de voceros idóneos que se acomoden a las nuevas interacciones y nuevos públicos, convirtiéndose en elementos fundamentales en la generación de confianza y por ende en una buena reputación.

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